sexta-feira, 22 de agosto de 2014

Si Dios quiere y la vaca pinta

Don Domingo era el dueño de aquellas tierras. Mirando desde la casona alta, todo lo que alcanzaban los ojos era de don Domingo. Viejo charro mañoso que había acumulado una fortuna a puro golpe de ñeque.
Esta mañana, apenas salido el sol, tras un breve sustento de café y unos tacos, se vino al patio y se montó en su hermoso ruano de paso brioso y belfos resoplantes.
-¡Adiós, patrón! - le gritó el viejo sirviente.
-¡Adiós, Chonete! dijo el patrón.
-Que vuelva temprano, si Dios quiere.
Y don Domingo, hombre macho y mal creyente, entre broma y entre burla, le dijo:
-Dios no se mete en esto, Chonete. Manda más mi caballo.
Apretó espuelas y arrancó el caballo dando un salto. Todo el camino era alegre, pero se le olvidó que, al salir de las trancas, en estos días habían dejado suelta a la vaca. ¿La vaca? ¡La vaca brava! Cuando se acordó, ya era tarde. Se apareció la vaca y empinó al caballo y al amo... y a los dos los mandó al hospital. Cero viaje.
 
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Le remendaron los huesos y le quitaron los yesos... y volvió el patrón don Domingo a sus viejos quehaceres. Todo siguió como antes. Hasta la vaca brava, «La Pinta» mañosa, siguió asustando a los charros que cruzaban por las trancas para probar su valentía. En una mañana alegre, de esas de cielo azul y sol caliente, desayunó don Domingo muy temprano y se montó en el tordillo, porque aún no estaba bien el desdichado ruano. Se montó en el tordillo y picó espuela: «¡¡Yepaaa!!» Y sonó la imprescindible voz del viejo sirviente que siempre le despedía.
-¡Adiós patrón! ¡Que vuelva temprano, si Dios quiere!
Esta vez don Domingo tuvo miedo. ¿Y si Dios en verdad se metiera en estas cosas? Se le metió martillando en el cerebro la despedida de su sirviente: «Adiós, Patrón. Que vuelva temprano SI DIOS QUIERE! Esta vez su respuesta fue diferente. Por eso dijo:
-Si Dios quiere, Chonete, y la vaca pinta.
Y picó espuelas.




 

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